El último año del secundario es una etapa muy importante en la vida donde se enfrentan muchos sentimientos: nostalgia, felicidad, miedo y ansiedad, entre otros; es un momento para decidir que es lo que quiero hacer y ser realmente en el futuro, dejando toda la contención que tuve en el colegio y comenzando una nueva etapa, un nuevo camino mucho más independiente. Entré a «Elegir, orientación vocacional» por mis propia voluntad con alguna idea de lo que quería estudiar, y nunca pensé que este proceso me iba a ayudar también a conocerme a mi misma.

Estaba muy emocionada por saber cuál iba a ser mi decisión final acerca de mi carrera y la universidad. Y al final, mi elección coincidió con lo que pensé desde un principio. Entonces, ¿estuve yendo una hora por semana para que termine con la misma respuesta? Esto, ¿quiere decir que todo esto no valió la pena? La verdad, hoy puedo decir que SI valió la pena, y que no perdí el tiempo sino que lo gane.

ELEGIR me ayudó, no sólo a decidir mi carrera y mis planes a futuro, sino que también me enseñó a quererme y aceptarme con mis virtudes y mis defectos. Pude conocer todas las carreras que hay y desde ahí descubrir la que era especialmente para mi. Aprendí que puedo hacer muchas mas cosas de las que creí que podía. Que no importa mis circunstancias, sino cómo las interpreto. Aprendí que la madurez tiene que ver más con la experiencia que vivo, y no tanto con los años que tengo. Que dos personas pueden observar la misma cosa, y ver algo totalmente distinto. Que puedo hablar de mis sentimientos para aliviar mucho dolor. Que no debo competir contra lo mejor de otros, sino con lo mejor de mi.

Elegir me ayudó en mi camino y sé que estoy mucho más orientada hacia donde debo ir. Quiero agradecerle Graciela Bonafina por todo su trabajo. Y ahora si puedo decir que elegí, y estoy segura de que elegí bien.